Forma y Vacío Fernando Varela Fernando Varela es un artista visual dominico-uruguayo cuya obra destaca de manera significativa por la naturaleza de su investigación centrada en los vínculos de las formas de expresión del arte con la revelación de una verdad interior de carácter vital y profundamente espiritual. El devenir de su trabajo sensible dialoga con una tradición que concibe el arte como un espacio de confluencia entre lo espiritual, lo natural y lo humano. Nace el 19 de enero de 1951 en la ciudad de Montevideo, Uruguay. Es el menor y tercer hijo de Luis Alberto Varela Carvallido e Irma Calveiro Lee. Desde muy niño manifestó habilidades para la expresión plástica, especialmente para la pintura y el modelado. A la edad de doce años inicia estudios musicales, una sensibilidad que lo acompañará siempre. A los catorce años incursiona en la pintura y comienza a familiarizarse con la cerámica en el taller de sus familiares maternos César Courtoisie y Margarita Courtoisie de Perotti. El contexto de libertades que se respiraba en el ambiente familiar de Fernando Varela durante su infancia y juventud, proporcionaron un espacio propicio para el cultivo de las artes y la creación. Muy joven, entre los dieciseis y diecisiete años, tuvo la oportunidad de conocer al escultor y pintor modernista José Luis Zorrilla de San Martín, el artista más destacado de la escultura monumental uruguaya del siglo XX. A mediados de 1969 Fernando Varela conoce al artista Enrique Guillemette con quien inicia un intenso intercambio centrado en el estudio de la numerología, el arte y especialmente en el estudio de la obra teosófica del maestro espiritual Bô Yin Râ [Joseph Anton Scheneiderfranken (1876-1943)] cuyos manuscritos llegan al estudio de Guillemette. El contacto de Varela con la obra de Bô Yin Râ supone un eje significativo para lo que será su orientación estética y la conformación de un lenguaje artístico personal y vital; representa lo que podemos considerar una referencia fundamental. A partir de este momento el joven artista se dedica a la interpretación sistemática de los textos de Bô Yin Râ. Durante estos primeros años de exploración, su trabajo también se nutre de referentes centrados en la obra de artistas como el uruguayo Joaquín Torres García, que conoció a través de sus muestras en Uruguay, pero también mediante la lectura de sus conferencias esenciales recogidas bajo los títulos: Universalismo Constructivo y La Recuperación del Objeto. En 1971 realiza un viaje de seis meses por Europa que lo lleva a recorrer diversos países del viejo continente: España, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Suiza e Inglaterra, cada estancia representó una oportunidad para conocer, visitar museos, alimentar y expandir la curiosidad e intuición de un joven con inquietudes sensibles. En 1976 se traslada a la República Dominicana para desempeñar funciones en la embajada de la República Oriental del Uruguay. El caribe insular dominicano se convierte en territorio clave para la definición de su destino creador. No obstante, viajar a los Estados Unidos en el año de 1976 y entrar en contacto con las vanguardias pictóricas norteamericanas, especialmente el expresionismo abstracto, representó la emergencia de una afinidad inmediata. La fuerza expresiva de artistas como Mark Rotkho, Jackson Pollock, Robert Motherwell, Willen de Kooning, Jasper Johns, entre otros varios, representó la posibilidad para concebir un horizonte de trascendencia que involucra lo humano, la espiritualidad y la representación estética como posibilidad de confluencia. Así que estos referentes, junto a las experiencias tempranas de los primeros años en Uruguay, comenzaron a conformar las bases para el despliegue posterior de un vibrante espacio creativo. Es el regreso a República Dominicana lo que marca la consolidación de una vocación orientada hacia el arte. A partir de 1978 Fernando Varela se vincula a la escena artística de la plástica dominicana en el contexto de la Galería Caferelli, emprendimiento innovador que combina la promoción de las artes visuales y proyectos gastronómicos, que resulta vanguardista para la época, dirigido por la joven dominicana Rosario Bonarelli quien se convertirá en su esposa y madre de sus tres hijos, la familia Varela Bonarelli, el arraigo definitivo al suelo fértil de la isla caribeña de Quisqueya. A partir de estos años mantiene intensos diálogos e intercambios con artistas dominicanos. Destacan José Ramírez Conde (Condesito) y Domingo Liz, quienes representan una gran influencia en la conformación de su formación artística. Ambos contribuyen al perfeccionamiento de sus lenguajes expresivos, al tiempo que lo acompañan en el intercambio, reflexión y valoración de las tradiciones estéticas dominicanas, en contrapunto con las indagaciones sobre la producción del arte en diversos contextos. En el año de 1983 realiza su primera exposición individual en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, exhibe piezas bidimensionales, realizadas en cerámica, inscritas dentro de la herencia del modernismo constructivo de la Escuela del Sur, es un comienzo que lleva la huella de la tradición de su lugar de origen, la identidad que lo conforma para ese momento. A partir de esta primera exhibición y durante aproximadamente una década y media, la obra de Fernando Varela transita por un intenso proceso de transformación y experimentación. Sus exploraciones asumen diversos medios de expresión visual y recorre distintos caminos de posibilidades temáticas. Este periodo supone una producción intensa que permite que su obra se muestre en diferentes contextos, podemos destacar: la Bienal de Cuenca (1994); la Bienal de La Habana (1994) y su participación en el contexto de la Documenta de Kassel (1997). En el año de 1998 Varela realiza la exposición Hombre y Mujer en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo. Esta muestra representa un resumen de sus indagaciones estéticas concebidas hasta el momento. En en el año de 1999 a través de la exhibición La Magia del Miedo organizada en el Centro Cultural de España de Santo Domingo la obra de Varela presenta un punto de inflexión en el desarrollo de los recursos expresivos y tratamiento temático. La Magia del Miedo se caracterizó por el emplazamiento de obras que presentaron una evidente economía y síntesis discursiva y que se mostraron articuladas
La escalera de escape
La escalera de escape Annelisse Molini La historia se repite, y en sus cíclicas recreaciones, demuestra a quienes la viven que conserva siempre un núcleo de su esencia, aunque se presente bajo una nueva vestimenta. Por eso, la presencia de la escalera aparece, en un principio, como un elemento insólito en la iconografía propia de la obra de Annelisse Molini. Sin embargo, quienes conocen la dilatada trayectoria de la artista, reconocen que es una vuelta de tuerca a una de las inquietudes constantes que se ha manifestado a lo largo de su carrera: la marcha, en su mayor parte voluntaria, y el escape, casi siempre como una necesidad en la búsqueda de un orden, en medio de la asfixia del caos imperante. La presente serie de Annelisse Molini es una muestra evidente de que esta creadora es fiel a las inquietudes vitales, a las pulsiones visuales y a las formas que han dibujado una particular identidad en toda su producción. El traje con el que ahora se presenta es plena evidencia de la madurez creativa que ha ido forjando a lo largo de los años. El enriquecimiento de su factura técnica y la profundización de la complejidad en sus particulares formas e iconografía revelan que después del trauma, más allá del caos y superada la destrucción, vuelven a desatarse las tensiones que son inherentes a cada ser humano, buscando una salida que encarne una respuesta a las preguntas que, eternamente, se quedarán sin poder ser respondidas. Laura Bravo, Ph.D. www.annelissemolini.com THE ESCAPE LADDER- Annelisse MoliniEssay by Laura Bravo History repeats itself, and in its cyclical recreations shows to their witnesses its essence, though under new clothes. The ladder appears initially as an unusual element in the iconography of Annelisse Molini’s work. However, those familiar with the artist’s long career can recognize it as a twist of one of the constant concerns throughout her career: moving, mostly voluntarily, and escaping, almost always as a necessity in the search of order, in the midst of prevailing overwhelming chaos. This series by Annelisse Molini is an obvious sign that she is faithful to those vital concerns, visual drives and shapes that have drawn her particular identity throughout. Her new clothes are evidence of a creative maturity forged over the years. The rich craftsmanship and deep complexity of her particular iconography prove that beyond trauma, chaos and destruction, there’s a resurfacing of human emotions looking for a way out, for questions that will forever remain unanswered. Laura Bravo, Ph.D.
Cajones de ilusiones y alusiones
Cajones de ilusiones y alusiones Jaime Cobas Cajones de ilusiones y alusiones, del reconocido arquitecto Jaime Cobas, es “un conjunto de piezas que aspira a establecer un diálogo entre la obra y el observador estimulando su imaginación, donde rebusquen recuerdos, entrelacen eventos históricos, leyendas mitológicas o de la conciencia colectiva, para así elaborar una nueva realidad, personal e individual.” La muestra está compuesta por 15 piezas en pedestales individuales e iluminación particular para permitir que sus interiores sean visibles. En adición dos piezas de gran formato, “el Alfa y el Omega, el principio y el fin, el fuego y el agua”, son: Locura de Amor y Dadme mi Número. Esta última es una ilustración de la plegaria de la poetisa puertorriqueña Julia de Burgos, donde ella ruega por la finalidad de una vida llena de desilusiones. El propósito de esta muestra según el artista es “establecer un diálogo entre la obra y el observador estimulando su imaginación, donde rebusquen recuerdos, entrelacen eventos históricos, leyendas mitológicas o de la conciencia colectiva, para así elaborar una nueva realidad, personal e individual.” Jaime Cobas posee un Bachillerato en Arquitectura de la Universidad de Cornell (1963) y una Maestría en Arquitectura de la Universidad de Yale (1967). Su producción artística ha sido exhibida y reconocida por la prensa y el público. En 1997, se celebró una retrospectiva de sus trabajos en el Chase Manhattan Building, en Hato Rey, Puerto Rico y su obra Gepetto’s Conundrum fue subastada a beneficio del Programa de Asistencia al Artista del Museo de Arte de Puerto Rico. En el 2015 la obra Estudio para Locura de Amor fue seleccionada en la “Muestra Nacional de Artes” del Instituto de Cultura Puertorriqueña, en el Arsenal de La Puntilla, en San Juan. Distinguido por sus obras arquitectónicas: Fraternidad AFDA, Las Carmelitas, Caparra Executive Condominium y el “MuSA”, en Mayagüez, además por sus diseños para interiores: Bull’s-Eye, Chayote y diversos apartamentos privados en Puerto Rico, Nueva York y Japón. Sus diseños han sido publicados en revistas del exterior como: Interiors, Interior Design, Florida Quarterly, Mix y Archivos de Arquitectura Antillana. Actualmente ejerce como como profesor de diseño arquitectónico en la Universidad Politécnica, y su clase de “Arquitectura e Iluminación’, es altamente valorada por el estudiantado.
Reflexiones: Entre la alegría y la desesperación
Reflexiones: Entre la alegría y la desesperación Antonio Turok Antonio Turok, nacido en la Ciudad de México en 1955, está considerado como uno de los fotógrafos documentales más importantes de la actualidad, internacionalmente reconocido como uno de los artistas que han dedicado 40 años de su vida a plasmar la condición humana o simplemente compartir un bello paisaje. Turok y su mirada olfativa siempre están donde la adrenalina y el miedo alejarían a casi todos, en donde gracias a su instinto el espectador puede acceder a imágenes que detienen el instante preciso, ese que resume entre las cuatro esquinas de la fotografía todo un momento histórico, un rasgo definitorio de una sociedad o de un conflicto social. Ha participado en diferentes publicaciones periodísticas tales como: Aperture, Estados Unidos; Camera Work, Estados Unidos; Crónica, México; DoubleTake, Estados Unidos; Paris Match, Francia; Proceso, México; Stern, Alemania; Texas Monthly, Estados Unidos; The Independent, Gran Bretaña; así mismo, ha colaborado en varios libros colectivos como: 160 años de fotografía en México, Centro de la Imagen, México. Indiens Chiapas-Mexico-Californie –Un monde fait de tous les mondes-. Du parc de la Villete, París. Memoria – Presencia de los refugiados guatemaltecos en México, Secretaria de Gobernación, México. Ha publicado los libros: Chiapas: The End of Silence/El fin del silencio. Fundación Aperture, Nueva York, y Ediciones Era, México, 1998. Imágenes de Nicaragua. Casa de las Imágenes, México, 1988. Ha obtenido distintos reconocimientos entre ellos: Beca de la Fundación John Simon Guggenheim. Premio del Mother Jones Fund for Documentary Photography. Beca del Museum of Photographic Arts de San Diego, California para el proyecto documental Los vecinos, dos caras de una moneda. Beca de Fideicomiso para la Cultura México-Estados Unidos “Maya in the United States” Rockefeller Foundation Algunas de sus obras fotográficas forman parte de colecciones de museos y colecciones privadas: Philadelphia Art Museum. Philadelfía, Pensilvania. Los Angeles County Museum of Art – Colección Fotográfica. Los Angeles. Wittliff Gallery of Southwestern and Mexican Photography. Southwest Texas State University, San Marcos, Texas. Brooklyn Museum—Colección Fotográfica. Brooklyn, Nueva York.; entre otras. Antonio Turok: Reflexiones entre la alegría y la desesperación es una exposición itinerante presentada por primera vez a finales de 2016 en el Museo Archivo de la Fotografía de la Cuidad de México, la cual traza su trayectoria a través de más de doscientas imágenes. He realizado una nueva curaduría de esta muestra para el Museo de Las Américas, por ser este un espacio dedicado a la difusión de la historia y cultura del continente americano durante más de veinticinco años. Estas fotografías nos hacen cuestionar lo que hemos aprendido de la historia de nuestros pueblos: las guerrillas de Nicaragua y El Salvador, la crisis de inmigrantes guatemaltecos en México durante los años ochenta, el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en las selvas de Chiapas y el 11-S en Nueva York. Las imágenes más recientes nos muestran lo que acontece actualmente con la emigración de mexicanos a Estados Unidos y la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca. Al conformar esta exhibición reflexioné acerca de las preguntas que se hacen los fotógrafos y artistas en formación: ¿Qué es el arte? ¿Qué es la fotografía? ¿Qué poder tiene el fotógrafo al documentar una realidad mientras busca su expresión personal a través del lente de la cámara? Y es que el fotógrafo tiene una percepción del mundo, pero con una imagen logra que interpretemos la profundidad de la vida. Ya lo decía el gran documentalista estadounidense Eugene Smith: “Siento que mi arte o mi necesidad es la comunicación, así que uso la fotografía para narrar una historia”. Turok considera que una imagen es lo más cercano a la poesía, y que la fotografía es su arma para trascender y servir de algo, “tener un compromiso”. A través de esta poética muestra vemos cómo el fotógrafo coincide con Smith en esa necesidad de tener un propósito definido en el acto fotográfico. Estas imágenes nos comunican la historia que ha vivido Antonio Turok durante más de treinta años, documentando batallas que cobraron innumerables vidas en la lucha por la justicia. A la vez, nos muestran la existencia pacífica de las comunidades indígenas de Chiapas en las que vivió como joven fotógrafo en esos tiempos. En su búsqueda visual, vemos que Turok usa el vídeo como un nuevo instrumento para contar historias, dejándonos interrogantes ante las imágenes de la frontera estadounidense, donde emigrantes esperan cruzar a un futuro que imaginan promisorio. ¿Será cierto que al otro lado hay una vida mejor? ¿Será el comienzo de una nueva e injusta batalla en la cual el fotógrafo seguirá contando la historia de los tiempos que vivimos? Antonio Turok es el artista, fotógrafo rebelde, independiente y poético, que busca que sus imágenes sirvan para algo, con un compromiso profundo con la vida y de cuyo ojo nacen imágenes que trascienden la memoria visual de nuestros tiempos. Tanto el artista como esta curadora dedicamos la exhibición a esos jóvenes fotógrafos y artistas que hoy se preguntan lo mismo que tantos otros: ¿Qué es la fotografía y la imagen visual? ¿Qué hemos aprendido de la historia de nuestros pueblos latinoamericanos durante tantos años de injusticia? Marietta BernstorfCuradora
Caribbean Ties – Lazos Caribeños
Caribbean Ties – Lazos Caribeños El Museo de Las Américas se unió a otros países de la región del Caribe y Holanda para la presentación de la exposición Caribbean Ties connected people then and now / Lazos Caribeños conectando gente antes y ahora. La misma es producto de un proyecto investigativo multidisciplinario titulado NEXUS 1492, originado en la Universidad de Leiden en Holanda, el cual investiga los impactos de la colonización en el Caribe y las conexiones de las primeras interacciones entre el Nuevo y el Viejo Mundo. La exposición se presentó de mayo a noviembre de 2019 y 17,836 personas pudieron ver e interactuar con la muestra.Como parte del programa público de la exposición se llevó a cabo el conversatorio: “Arqueología caribeña del siglo 21: conexiones históricas, transfronterizas y disciplinarias”, con la participación del antropólogo y arqueólogo Jaime R. Pagán Jiménez, el geoquímico Gareth Davies y el arqueólogo Miguel Rodríguez López. Museo de Las Américas joined other countries in the Caribbean region and the Netherlands for the presentation of the exhibition Caribbean Ties connected people then and now / Lazos Caribeños conectando gente antes y ahora.This project is a product of a multidisciplinary research titled NEXUS 1492, originated at the University of Leiden in the Netherlands, which investigates the impact of colonization in the Caribbean and the connections of the first interactions between the New and the Old World. The exhibition was presented from May to November 2019 and 17,836 people were able to see and interact with the exhibit objects.As part of the public program of the exhibition, the Museum offered a conference titled: «Caribbean archeology of the 21st Century: historical, cross-border and disciplinary connections” with the participation of the anthropologist and archaeologist Jaime R. Pagán Jiménez, the geochemist Gareth Davies and the archaeologist Miguel Rodríguez López.
50 Años de la Liga
50 Años de la Liga La Liga Estudiantes de Arte de San Juan conmemora el quincuagésimo aniversario de su fundación en 1968. Un modo de celebrar tan importante acontecimiento ha sido organizar esta exposición, muestra representativa, pero limitada, del extenso listado de artistas vinculados a la institución durante los últimos 50 años: maestros artistas que han dado clases en la Liga, artistas que en algún momento fueron estudiantes de la institución, artistas que desde 1969 han expuesto en la Galería San José, y en la Galería Delta de Picó o que su obra ha sido motivo de artículos críticos en algunos de los 21 números editados entre 1978 y 1991 de la revista Plástica. Al realizar la investigación se pudo apreciar el inconmensurable mérito que ha tenido la Liga durante estos 50 años de labor, lo que deja una huella indeleble en los anales de la historia del arte contemporáneo en Puerto Rico. Se debe destacar que la Liga además ha acogido desde su fundación a casi todos los movimientos artísticos contemporáneos y de vanguardia que se han manifestado en Puerto Rico desde la segunda mitad del pasado siglo XX: el abstraccionismo de la década de los años 60, la cerámica y la fotografía artística durante los años 70, las instalaciones y la nueva figuración de la década de los 80 y gran parte de las propuestas de expresión artística existentes en la actualidad. La Liga ha sido igualmente apoyo de grupos señeros como la Asociación de Mujeres Artistas de Puerto Rico y el impulsor principal del proyecto para la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico. La exposición ha sido repartida entre el Museo de San Juan y el Museo de Las Américas. Reúne obras de poco más de 100 artistas de diversas generaciones, representados por obras en las categorías de pintura, dibujo, medio mixto, gráfica, fotografía, escultura e instalaciones, reservando un espacio para obras de “performance”. La necesidad de ajustarse a las dimensiones de los espacios de exhibición en los museos fue un factor determinante a la hora de tomar decisiones en cuanto a la selección de artistas y de obras. Presentar ejemplos fidedignos de la excelente factura que distingue nuestra tradición plástica, como mostrar ejemplos paradigmáticos con los que los artistas seducen al espectador en la época de la globalización capitalista fue otro factor importante: el uso de nuevos materiales, de nuevas técnicas y nuevas tecnologías, la hibridación de los medios y de los nuevos acercamientos a los géneros tradicionales. Finalmente, no se ha querido dejar de lado a los modelos de representación alternativos como el feminismo, el movimiento “queer” y el arte de documentación y archivo o de la memoria, que, sin lugar a dudas, dejarán una huella importante en el arte de los próximos 50 años. The 50 Years of the Art Students League This year the Art Students League of San Juan celebrates the fiftieth anniversary of its founding in 1968. One of the ways we are commemorating this important event is by mounting this exhibition, a representative, albeit limited, selection from the long list of artists who have been part of this institution over the last fifty years: artist-teachers who have given classes in the League, artists who at some point were students here, artists who have exhibited their work in the San José and Delta de Picó galleries since 1969 or whose work has been the subject of articles contained in some of the 21 issues of Plástica published between 1978 and 1991. In doing the research for this exhibition, the immeasurable importance of the League’s work over these last fifty years became clear. It has, indeed, left an indelible mark on the history of contemporary art in Puerto Rico. It should be noted that since its founding, the League has welcomed almost all the contemporary and avant-garde art movements that have manifested themselves in Puerto Rico in the second half of the twentieth and beginning of the twenty-first century: the Abstraction of the Sixties, the ceramics and art photography of the Seventies, the installations and New Figuration of the Eighties, and most of the modalities of artistic expression that we see today. The League has also lent support to important and groundbreaking groups such as the Women Artists Association of Puerto Rico and the artists who were the driving force behind the creation of the Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico. The exhibition has been divided between the Museo de San Juan and the Museo de Las Américas. It brings together works by a little over 100 artists of several generations: paintings, drawings, mixed media pieces, posters and other graphics, photographs, sculptures, and installations, with a space reserved for performance pieces. The need to accommodate the pieces in the museum spaces was a determining factor in making some of the decisions about the artists and works finally chosen. Two other factors were the desire to present trustworthy examples of the excellent facture that distinguishes our artistic tradition and to show some of the paradigmatic ways by which artists seduce the viewer in the era of capitalist globalization: using new materials, new techniques, and new technologies, hybridizing media, and taking new approaches to traditional genres. Finally, we have wanted to include models of representation such as the queer movement, and the art of documentation and archive, or memory, all of which will unquestionably leave an important mark on the art of the next fifty years.
Esculturas Sonoras
Esculturas Sonoras Esculturas Sonoras, colección que funde la pintura, la escultura y la música, juega con las fronteras porosas entre lo cotidiano y el arte. Instrumentos pictóricos que en algún momento fueron tanques de gas, objetos útiles en convertir lo crudo en lo cocido, ahora comunican historias, mitos y sonoridad. La variedad técnica y temática del lenguaje visual representa la labor de varias generaciones de pintores que han dotado a cada escultura una identidad única. Los elementos sonoros y escultóricos, por su parte, juegan un rol cohesivo. Las 17 esculturas comparten lengüetas simétricas por donde se activa la pentafonía en sus cuerpos cilíndricos. Desde las Cuevas de Lascaux y las antiguas ánforas griegas hasta la Torre Eiffel o los “objetos encontrados” del arte contemporáneo, el diálogo entre lo cotidiano y el arte ha sido una constante de la existencia humana. Objetos que guardan una relación entre lo pictórico, lo escultórico y lo sonoro, aunque comunes a todas las culturas humanas, son menos frecuentes y corresponden en su mayoría a las prácticas mágico-ritualísticas y curativas de pueblos ancestrales. En el Caribe, los inicios de estas prácticas se remontan a los taínos quienes confeccionaban con árboles ahuecados el mayohuacán, instrumento central del areito. Creían nuestros ancestros que el universo estaba vivo y que las fuerzas de la naturaleza, los animales y los espíritus de sus antepasados se comunicaban a través de sus instrumentos. Estos objetos eran avatares de los seres míticos, los animales y las fuerzas naturales representados en sus iconografías o en sus formas antropomórficas y zoomórficas, y musicalmente imitaban sus sonidos. Siguiendo una filosofía animista parecida, los afrocaribeños en el Nuevo Mundo tomaron objetos manufacturados como el barril para recrear sus tambores. Ya sea en la bomba puertorriqueña, el bata afrocubano o el steel drum de Trinidad, el tambor juega un rol intrínseco y cobra vida en la celebración de fiestas de Carnaval, ritos fúnebres y toques de santos; conjugando lo sagrado con lo profano. Aunque de una manera más discreta, la relación entre lo escultórico, lo pictórico y lo sonoro también está presente en la práctica sincrética de la imaginería popular cristiana. En el caso de Puerto Rico, es mediante el rosario cantado y el aguinaldo que los santos de madera escuchan las promesas de sus devotos. Al sol de hoy, en circuitos populares de la música caribeña siguen apareciendo instrumentos hechos de palos de escoba, latas de sardinas, hebillas de pelo y frenos automovilísticos, como testimonio de tradiciones que sostienen su arte a través de lo cotidiano. Tomando en cuenta esta trayectoria de fusionar lo cotidiano y el arte: ¿nos debe extrañar que 17 tanques de gas se conviertan en esculturas sonoras? El arte en el Caribe, como costumbre, se ha cimentado en prácticas de reciclaje y transformación. Ante los problemas que enfrenta nuestra actualidad, con la crisis ambiental, el consumismo desenfrenado y las políticas de un sistema neoliberal que cuestionan la utilidad del arte en la vida moderna, el proyecto Esculturas Sonoras propone nuevas maneras de pensar un futuro más sostenible, de ver lo útil en lo inútil y de transformar lo desechable en arte. Jaime O. Bofill CaleroEtnomusicólogo, Conservatorio de Música de Puerto Rico ARTISTAS PARTICIPANTES Abismael «Aby» RuizNace en Arecibo, Puerto Rico en 1971. Cursa estudios formales en pintura, dibujo y grabado en la Escuela Especializada de Bellas Artes de Arecibo del 2001 al 2003, donde fue estudiante de Roland Borges Soto. Anteriormente había tomado clases particulares de pintura con el pintor español Pablo San Segundo. Sus obras han formado parte de colectivas a nivel nacional e internacional. Su primera exposición individual fue Destiempo, en la Galería Don Juan en Arecibo. Admin TorresNace el 17 de noviembre del 1986, oriunda del barrio Juan Domingo en Guaynabo. Realiza sus primeros estudios en la Escuela Central de Artes Visuales de Santurce y completa un Bachillerato en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico en San Juan, donde es galardonada con varios méritos, entre ellos Medalla de Dibujo Don Ricardo Alegría, Mención de Honor en Pintura y el Premio Especial de Pintura Carlos Collazo. A su vez realizó estudios en Diseño y Confección de Moda y Alta Costura. Ha participado en exhibiciones en galerías a nivel nacional e internacional tales como el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, Museo de Arte de Puerto Rico, Galería Centro Villa Victoria en Boston, Museo de Arte y Diseño en Costa Rica, la Feria Montreal en Canadá y el Museo Ex-Teresa en la Ciudad de México. Dafne ElviraNace en Santiago de Compostela, España en 1964. Obtiene un Bachillerato en Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico. Su primera aproximación al arte fue en el campo de la joyería escultórica. Para el 2012 forma parte del grupo Pinceladas Olímpicas, donde artistas puertorriqueños plasman mediante su arte los momentos transcendentales de la historia del olimpismo en Puerto Rico. Dafne Elvira trabaja el tema de Helsinki (1952) donde se iza por primera vez la bandera puertorriqueña en un evento oficial olímpico. En el 2013 presenta la exposición Líricas en la Sala de Exposiciones de la Fundación Ángel Ramos. Su obra se ha presentado en galerías nacionales e internacionales. David ZayasNace en Ponce, Puerto Rico en 1983. Su pasión por el arte y el talento para el dibujo los adquirió de su padre, quien era ilustrador. Al pasar los años fue demostrando sus habilidades artísticas, las cuales pudo ir desarrollando en la Escuela de Bellas Artes de Ponce, donde cursó sus estudios. Luego ingresó a la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico, donde se gradúa en el 2003. Ha participado como muralista en diferentes proyectos de arte urbano locales e internacionales como Los Muros Hablan, Santurce es Ley, 3ra. Bienal y 4ta. Bienal Internacional de Muralismo y Arte Público de Colombia y la XII Bienal de La Habana, Cuba. En el 2015 hace historia en el arte puertorriqueño cuando presenta la primera exposición de muralismo contemporáneo Muralis en el Museo de Las Américas. Enrique CárdenasNace en México.
SACRO CORPUS
SACRO CORPUS Iván Girona Las decantaciones químicas suelen ser procesos complicados, las del arte, en cambio, son, además, sutiles, y siguen dando la impresión de la magia. En ese afán de depuramiento formal y espiritual, la muestra Sacro Corpus de Iván Girona, permite al público acercarse una vez más a una obra cada vez más intensa en sus exploraciones y sus hallazgos. En la práctica artística, el tiempo suele ser un factor crucial a la hora de ir configurando un mundo personal, y en la trayectoria de este artista, se van ampliando registros, pero también, como decíamos al comienzo, se filtran los recursos antes utilizados en pos de resultados más prístinos que los anteriores. Girona es uno de los artistas nuestros que sigue estudiando para ver cómo toma una nueva curva inesperada en el camino. Si bien, conocemos sus exquisitos trabajos en metacrilato, con un colorido exuberante, y por otra parte, al dibujante virtuoso con sus figuraciones imaginarias, ahora, tenemos en la muestra, su incursión en la cerámica, que expande su propuesta artística. No obstante, las obras aquí expuestas van dando pruebas en los tres medios, de una madurez que se gana a fuerza de reflexión y de trabajo constante. Los dibujos aquí expuestos tienden a subrayar volúmenes, marcar sombras; son leves, pero enigmáticos, y bien como dirigiendo la atención hacia sus nuevas búsquedas ahora en el medio de la cerámica. La incursión en el barro, ha obligado a Girona a concretar volúmenes en el espacio, y pulir superficies, que ahora imponen su tridimensionalidad, mientras antes eran sugeridas en sus trabajos bidimensionales. Eso le ha permitido experimentar lo escultórico de cerca. Así se comprueba en Madonna y en Sagrado sexo, ambas del 2019. La imaginación del artista, lo inclina a yuxtaponer formas de especimenes distintos de cualquier reino natural. Aquí sus formas cobran una sensualidad por la invitación al tacto sobre una sinuosidad de cavidades y protuberancias. Se establecen como opuestos, como principio masculino y femenino, como ejes rectores de una jerarquía compositiva. Como decíamos poco antes, los dibujos, quizás sean el puente de lo bidimensional a lo tridimensional. Entre procesos naturales, determinaciones sociales o científicas, la configuración de protagonistas surreales le brinda el carácter alucinatorio, acostumbrados en sus trabajos de papel. Fermentación, Profeta, Herencia, El bautizante, Tentado, todos del 2019, permiten la convergencia de lo vegetal y lo animal. Muchos de los protagonistas de estos dibujos a tinta tienen una vertiginosa hibridez en su factura. Hay rasgos de tubérculos, de crustáceos, de órganos humanos camuflados por virtud intuitiva. No obstante, estos dibujos son intencionalmente más esquemáticos que rigurosamente detallados. Esto, entiendo, se debe al tránsito que se está dando en la obra de Girona hacia lo tridimensional. Las necesidades internas lo inclinan a subrayar volúmenes, insinuar sombras, y basta. Ese cuerpo tenue comienza a invadir nuestro espacio, y el diálogo entre el dibujo y la cerámica se da en voz baja. Gran contraste, en cambio, cuando examinamos los nuevos trabajos en metacrilato. Ya comienza a advertirse también en algunas piezas en metacrilato, la necesidad de expandirse en todas las direcciones. Y hay que decirlo, las obras en metacrilato han alcanzado un nivel de sofisticación y poesía extraordinario. Ejemplo de la irrupción de la tridimensionalidad en la policromía del metacrilato, es la pieza Resurrección (2019). Desde hace más de un año, Girona viene confeccionando bocetos para futuros trabajos en los que se engarzan las piezas de metacrilato unas en otras, creando un magistral rompecabezas. Julio Cortázar lo denominaría Modelo para armar, Girona lo titula Sacro Corpus. No obstante, no es sólo el que los volúmenes han ido cobrando espacio en el espacio, sino las inusitadas armonías de color, así como un uso más osado del metacrilato en su transparencia. Del 2018, Axiomas traicioneros, Iluminación y Orbes; del 2019, Coronado, Perdore Rex, Señalamiento e Iluminado. Mientras los metacrilatos del 2018 daban la impresión de tener una aproximación más inclinada al retrato de un personaje fantástico, las más recientes se inclinan hacia la amplitud del paisaje. Decíamos que el cuerpo se extiende en el espacio. La pasión de Girona por ciertas manifestaciones de la naturaleza que él recoge en su obra de modo lírico, se vuelca en Sacro Corpus con una nueva preocupación, que es detonante de varias consecuencias plásticas. Entendemos que ese nuevo enfoque está dictado, como decíamos, por su incursión en la cerámica y en la tridimensionalidad del metacrilato. Hay una necesidad de encarnar, de que el cuerpo sea palpable en el espacio. Esto es un cuidado formal que estaba por brotar, y que ahora comienza a consumarse. Esto es obra en tránsito, ¡pero qué transito! Y en esa vía iluminada, la unión entre carnalidad, sexualidad y constitución de lo sagrado, se nos manifiesta por medio de la simbiosis de forma y color. Incluso, la transparencia juega el papel más crucial en estos trabajos, pues nuestra mirada traspasa el soporte casi como un rapto. Vemos el frente y buena parte de lo que está detrás. No es extraña esta voracidad sacralizante, pero también carnal. Devoración mediante la vista. Una hostia de colores se levanta. El dramaturgo francés Jean Genet decía, que levantarla en el momento culminante de la misa, era el acto más obsceno de todos. por Rubén Alejandro Moreira
Puerto Rico en mi
Puerto Rico en mi Ektor Rivera Puerto Rico en mi presenta a Ektor de cuerpo entero. El arte como modo de intervenir, en que lo sensible y lo espiritual se unen; el arte como fusión de artes, donde lo musical y lo teatral se desplazan sutilmente en las superficies cromáticas. Colores cálidos y fuertes. Intensos y exuberantes. Significados que invitan a la reflexión. Las obras de esta exposición revelan una tensión, una lucha entre protagonistas. La luz y la figura, los colores y los cuerpos, están siempre presentes; y, a la vez, una propuesta pictórica que obliga a la interpretación y exige lecturas reflexivas. La obra de Ektor es caribeña y puertorriqueña, no importa dónde él esté. Puerto Rico es generoso con su luminosidad y riqueza cromática, y él la captura con elegancia en la escala monumental de sus piezas. La puertorriqueñidad aparece siempre de modo regio y contundente; un orgullo peculiar que tiene en la bandera su emblema, y que la diáspora boricana exhibe como eje de su resistencia. Obras como Instinto, Obreros de la patria y Resistencia son sus testimonios; también Las Vírgenes, reminiscencias del arte sacro, acompañada de instrumentos musicales típicos en la Virgen de invierno; con flores y margaritas en la Virgen de primavera, y con mar y cocos en la de verano. Las obras de esta exposición están pobladas de temas que han perseguido a Ektor por largo trecho. La fuerza de la energía entre lo humano y los objetos, esos campos magnéticos tan presentes en E.R.A. y Éter. Las formas geométricas que todo lo conectan en el espacio, que aparecen y reaparecen vestidas, atenuadas de color. El balance y el equilibrio como poder subjetivo, como fuerza que llama a la quietud y a la serenidad. Lo mismo y lo otro, el adentro y el afuera, los opuestos que se atraen, son ideas recurrentes que muestran su interés por los binomios interpretativos, tan cercas de la reflexión filosófica. El tema privilegiado de la mujer, su cuerpo y su energía, habita en sus obras por largo tiempo, presentadas aquí en grabados en plexiglas como Goddess, o en obras como Perfil de Gea, Madre Tierra en Astra y Musa Antillana. La exposición se divide por medios y formas estéticas. De un lado, los exuberantes acrílicos sobre canvas; de otro, los delicados grabados sobre plexiglás, y las formas mixtas, exploratorias, en el entrecruce de la fotografía, el acrílico y el vinyl adhesivo. Un diálogo subterráneo con la tradición plástica universal parece revelarse en varias piezas de Ektor. Ese intercambio es evidente en la obra XV-XXI; más sutil en Me sabe a New York, que recuerda a Warhol, y palpable en Interludio y Amor color mariposa en interacción con el surrealismo. La conversación no se limita a los universales. El grabado es una de las aportaciones significativas del arte gráfico puertorriqueño, desde Homar, Tufiño y Alicea, que él rescata en su arte de los cristales de modo magistral. Esta propuesta pictórica de Ektor tiene temporalidad, pertenece a un momento de su desarrollo artístico, plural y sin fronteras. Pero, sobre todo, transmite una ética, un respeto por el país que lleva adentro, por una memoria que lo ata inescapablemente a este lugar, de donde salieron sus sueños, sus preocupaciones metafísicas, su romanticismo y sus vivencias profundas. Dennis Alicea